miércoles, 27 de febrero de 2013

Las obligaciones aun no existentes. Vulneración de Derechos y ausencia de garantías.


Ailen y Marina Jara.
Hoy asistimos a uno de los casos testigo, que visibiliza; por llamarlo de alguna manera, y que da cuenta de una de las situaciones más... extremas de violencia de género que vivimos hoy las mujeres.

Ailen y Marina son dos hermanas de 20 y 21 años que se encuentran privadas de su libertad por defenderse de un abusador, que desde hace tiempo las venia hostigando. El estado y la justicia, consecuentes hoy de parámetros obsoletos y patriarcales, desentendiéndose de la aplicación de las propias leyes, del cual de ellos mismos emana; una y otra ves hacen uso de la violencia institucional en detrimento del machismo y la violencia imperante en nuestra sociedad.

El estado garante de nuestras leyes y su aplicación, se ausenta las mayoría de las veces a la hora del resguardo de ellas, de nosotras y de todas, cuando se nos maltrata, se nos silencia, se nos re victimiza, se nos secuestra y se nos mata. Pero si se hace presente para criminalizarnos, penalizarnos, judicializarnos y maltratarnos.

El sistema carcelario posee en su población, un 75% de personas de los sectores mas postergados de nuestra sociedad, en el cual el 85% hace al menos dos años que espera bajo la figura de prisión preventiva el juicio oral.

Donde el 47% del total de la población carcelaria es femenina; teniendo en cuenta que en los últimos 20 años se ha dado un aumento del 350% en este caso. En el cual 7 de cada 10 mujeres posee causa por traslado y comercialización de drogas. Esto se trata de un proceso que coincide con un momento de quiebre de la estructura socio ocupacional de grandes cambios en las estructuras familiares y de profundización del fenómeno conocido como Feminización de la pobreza. Profundizando las dificultades de las mujeres para acceder al mercado de trabajo y a los sistemas de bienestar y protección social.

Análisis general que sintetiza dicha situación, Ailen y Marina residentes de uno de los barrios periféricos y olvidado de Moreno, como tantos otros; en su contexto de vulnerabilidad y de precarización laboral; encuentran en una de las salidas laborales que ofrece el barrio; al abusador, por el cual hoy esperan una condena, a partir de un conflicto social y de género.

Al día de hoy, desde el encierro; Marina se encuentra en un estado anímico desfavorable y Ailen sufre una dolencia grave, de origen ginecológico, que agrava aún más la situación. La salud de las mujeres en la totalidad de los casos, en ginecología y obstetricia; es siempre orientada solo hacia nuestro rol de reproducción, donde muchas de nosotras y de edades cada vez más tempranas, o sea en nuestra juventud; padecemos múltiples dolencias y enfermedades que poseen poco o nulo tratamiento, ya que este área de salud no trabaja sobre la prevención o investigación de dicha problemática. Y nos preguntamos cuantas veces hemos oído a nuestro/a ginecólogo/a eso es normal o se encuentra dentro de los parámetros normales? En una de las últimas visitas una procuradora medica del servicio penitenciario de La Plata asevera, “Chicas si afuera el sistema de salud nos trata como nos trata, imagínense acá adentro”. Pero, sin embargo; cuando una Mujer, comprende que no está de acuerdo, en el posible tratamiento que puedan brindarle, tiene la posibilidad de elegir algún/a otro/a especialista, ya que posee la libertad para hacerlo; dentro de las posibilidades y el contexto determinante. Pero que sucede en una situación de encierro donde otros tienen el poder y la decisión de decidirlo? Su obligación es brindar el acceso a la salud, y también es nuestro derecho. Y continua diciendo a modo de conclusión, a partir de la exigencia de los controles periódicos que hacen a nuestra salud y la consecución de exámenes extras para hallar la causa de tal dolencia; “Esas obligaciones No existen”.

El Código Penal establece que la administración penitenciaria debe aplicar un tratamiento a las personas condenadas cuyo objetivo es brindar herramientas para reducir la vulnerabilidad y la exclusión social. Entre dichas herramientas, se destacan la educación y la capacitación laboral, una buena salud física y mental, así como el fortalecimiento de los vínculos familiares y sociales.

En resumen, somos hoy; las organizaciones sociales, de derechos humanos, políticas y de género quienes nos encontramos en la búsqueda de las garantías de nuestros derechos.


“Que se abran o se rompan esas rejas”.
MuMaLa (Mujeres de La Matria Latinoamericana)

No hay comentarios:

Publicar un comentario