sábado, 1 de octubre de 2011

Desde donde criticamos al Indec


La conducción del Indec ofreció esta semana una conferencia de prensa en la que criticó fuertemente las recientes afirmaciones del Director del Hemisferio Occidental del FMI, el chileno Nicolás Eyzaguirre que había cuestionado la veracidad de las estadísticas del Instituto Oficial. Pero sorprendentemente los funcionarios oficiales elogiaron el trabajo conjunto con los técnicos del FMI, tanto el desarrollado en el mes de abril cuando seis representantes de ese organismo estuvieron en Buenos Aires trabajando en el Indec, como en los recientes intercambios producidos hace pocos días en Washington. La conducción del organismo oficial afirmó también que estas tareas conjuntas seguirán en vistas a la elaboración del Índice de Precios Nacional que se está confeccionando, pues “los técnicos del Departamento de Estadísticas del Fondo Monetario tienen importantes conocimientos”. Siempre según lo afirmado por los directores del Indec, las afirmaciones de Eyzaguirre, tienen explicación en los intereses políticos que representa el FMI y son promovidas por “Los técnicos que son impulsados por países muy poderosos, con intereses en el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), presionados por los fondos buitre”. El CER es el indicador por el que se ajustan los bonos de la Deuda Pública atados a la evolución del Índice de Variación de Precios (IPC).
 
Es interesante analizar algunas de estas verdaderas perlas que dieron a conocer los conductores de nuestro vapuleado Instituto Oficial.
 
En primer lugar, ¿Quién convocó a los técnicos del FMI a trabajar con el INDEC en Buenos Aires y Washington? Obviamente el gobierno, que a principios de año anunció este acuerdo con el organismo multilateral con bombos y platillos. Según la conducción del Indec, estos técnicos serían buenos y con ellos se trabajó muy bien, pero en el Fondo Monetario hay otros técnicos malos que responden a “intereses políticos”, a “países poderosos”, y son “neoliberales” a los que el Director del Hemisferio Occidental les da crédito. Todos los informes técnicos responden a intereses políticos, esto no es ningún descubrimiento científico de nuestros esclarecidos funcionarios, el tema es saber de que intereses políticos estamos hablando. Los del FMI son muy claros, ahora y siempre fueron los mismos, ellos no sólo no los esconden sino que se preocupan por explicitarlos. En décadas pasadas fueron impulsores de las políticas de privatizaciones ajustes en nuestra región, y hoy las promueven desembozadamente en los países de Europa en crisis. La pregunta entonces es cuales son los intereses oficiales, que primero convocan a los técnicos del Fondo y después dicen que allí hay buenos y malos.
 
Los representantes del Indec dicen que los técnicos malos, “son impulsados por países con intereses en el CER”. Esta fue la primera justificación de la intervención en el Instituto de Estadísticas oficial hace más de cuatro años. El gobierno denunció que allí estaba enquistada una mafia instalada en los años noventa, constituida para hacer pingues negocios en connivencia con poderosos grupos monopólicos, manipulando las cifras de las estadísticas en beneficio propio. El CER sería en aquellos años uno de los botines mas preciados, pues al ser este coeficiente la variable de ajuste de una serie de bonos de la deuda pública –surgidos del canje de bonos del año 2005- que están atados a la variación del Índice de Precios. Un punto mas o menos de inflación significaban unos cuantos miles de millones dólares mas a pagar por el estado argentino, y a cobrar por los tenedores de esos bonos. Hoy vuelve a reeditarse ese argumento. Pero veamos cual es la realidad de estos días.
 
En el informe sobre la deuda de la Oficina Nacional de Crédito Público del Ministerio de Economía de la Nación, dado a conocer a mediados de 2010, aparece la siguiente información:
  • El total de la Deuda Pública al 30-06-2010 asciende a 156.691 millones de dólares.
     
  • El 42% de ese monto (u$s 65.810) se encuentra denominado en pesos; del mismo, una parte, el 24% (u$s 37.600) del total de la Deuda Pública, ajusta por CER y devenga tasa fija, y su tenencia se encuentra altamente concentrada en agencias del Sector Público: 61% del total de la Deuda Pública que ajusta por CER. ( Desde la estatización de las AFJP una parte sustancial de los bonos de la deuda pública quedaron en manos del ANSES, por lo que el 39% equivalente a unos 60.000 millones de pesos está en manos de tenedores privados a los que haría alusión la conducción del Indec).
  • El 71% de la deuda está compuesto por títulos de mediano y largo plazo de los cuales, el 54% se encuentra en poder de agencias del Sector Público. La vida promedio del total de la deuda es de 11,1 años.
  • Sólo el 22 % del total de la Deuda Pública vence en el período 2010-2012 (14% si excluimos la deuda de corto plazo en poder de agencias del Sector Público Nacional), 39% vence en el período 2013-2019 y el 39% restante vence en el período 2020-2089.
 
El informe del Ministerio de Economía no lo especifica, pero si los vencimientos fueran proporcionales en cuanto a su composición, en el período 2010-2012 habría que cancelar bonos ajustables por CER en manos de tenedores privados a razón de unos 2800 de millones pesos por año. En definitiva es sobre esta cifra u otra no muy diferente, sobre la que habría que aplicar la diferencia en los coeficientes ajustables por inflación. No es creíble el argumento del gobierno, que esa sea la causa por la que mantiene una grosera intervención cuestionada por aliados y opositores.
 
 
Los Números del INDEC
 
Los anuncios de los últimos meses de los Índices de Variación de Precios se ubicaron siempre por debajo del 1%, a lo que hay que agregar que la página oficial ha dejado de publicar los valores de los productos sobre los que asienta sus resultados. Como consecuencia  de esto se producen discrepancias muy importantes con otras mediciones en el valor de la Canasta Básica de Alimentos y de la Canasta Básica Total, que en el caso de nuestro Índice Barrial de Precios (IBP) tanto en Córdoba como en el Conurbano Bonaerense, donde estamos llevando a cabo relevamientos mensuales, llegan a un orden cercano al 100%. Similares diferencias se producen con las encuestas de los Institutos de Estadísticas de varias Provincias.
 
 
Veamos entonces algunos números proporcionados por el mismo  INDEC.
 
Año
Pobreza
Indigencia
Variación PBI
Desocupación
Subocupación
Tasa de Empleo
2003
42,7 %
CBT: $235,56
27,7%
CBA: 107,56 
246.2[1]
20,4%
Con Plan
 Jefes y Jefas
26,6%
Sin Planes
 
17,7%
35,7%
 



2007
23,4 %
CBT: $298,86
8,2%
CBA: 139,00
346,6 (+29%)
9,8%
Con Planes
11,10%
Sin Planes
9,3%
41,7%
2011
8,9 % CBT:
$436,03
2,4%
CBA: 197,27
449,5 (+29%)
7,4%
7,2%
42,4%
 
[1] En Miles de Millones de Pesos de 1993
Fuente de los datos del cuadro: INDEC
 
Entre los años 2003 y 2007 hay una conexión nítida entre el descenso de la pobreza y la indigencia, de la desocupación y la subocupación, con el crecimiento del PBI y la tasa de empleo. Sin embargo a partir del 2007 se produce un desfasaje entre la continuidad del incremento del PBI que sigue mas o menos en los mismos porcentajes que venían desde el inicio de este ciclo –incluyendo en la tendencia el bache de la crisis 2008-09- y la evolución de la desocupación y la subocupación. El cambio en las proporciones es drástico (por cada punto de crecimiento del PBI se suman sólo unas décimas de empleo) lo que no es entendible sólo porque la primera etapa el desarrollo se asentó fundamentalmente en la utilización de la capacidad ociosa. Si bien eso fue efectivamente así, también lo es, que el crecimiento encauzado desde el 2007 en adelante moldea el perfil esencialmente exportador que tienen los sectores económicos más dinámicos, que incorporan el salario principalmente como un costo laboral, siendo muy limitada su consideración como componente dinamizador de la demanda interna. Estos sectores tienen además un alto grado de centralización y concentración, rasgo que fueron acentuando, profundizando la monopolización de las ramas productivas mas importantes.
 
O sea que el modelo económico del kirchnerismo en sus primeros cuatro años, al tener como una de las patas importantes de su desarrollo, la utilización de la capacidad ociosa, necesita de una rápida y masiva incorporación de mano de obra, lo que facilita el descenso de la desocupación y la subocupación y el crecimiento de la tasa de empleo.
 
Pero desde el 2007 en adelante, al consolidarse el modelo exportador (complejos sojero y minero, industria para el ensamblaje automotriz), si bien continúa multiplicándose el PBI, ésto va de la mano de fuertes avances en la monopolización y extranjerización de la economía, y un freno a la incorporación de mano de obra, mientras se mantiene la distribución regresiva del ingreso.
 
Los grupos monopólicos fortalecen su poder de negociación, y ante cada intento de recuperar participación en el ingreso por parte de los trabajadores asalariados, ellos responden con nuevos aumentos de precios, incorporando la inflación como una variable constante de esta etapa, mientras que una amplia porción de la población –aproximadamente un 25%- que no fue absorbida al proceso productivo en la primera etapa, ya no tendrá un lugar sustentable en esta segunda fase. La manipulación de las estadísticas para disfrazar estas aristas fuertemente contradictorias de “el modelo”, con el discurso progresista del gobierno se torna indispensable.   
 
Al igual que en la década del noventa, se inicia a partir de allí un renovado intento por invisibilizar a una porción de la población para la que no hay lugar en el modelo dominante. Si bien el porcentaje de la población ahora es menor, los métodos ideados son mas sofisticados, y están previstos importantes recursos que se canalizan a través de planes que se incentivan vigorosamente desde el 2009 en adelante (Asignación Universal, Argentina Trabaja y otros), no dejan de ser varios millones los compatriotas efectivamente condenados a la exclusión.
 
La decisión inquebrantable del gobierno de desconocer la existencia de un proceso inflacionario que no puede controlar, conduce a un solo objetivo: negar que desde el año 2007 hasta hoy el fuerte crecimiento del PBI, convivió con el sostenimiento de los mismos porcentajes de pobreza que había en aquél momento. En aquél año había en nuestro país un 23,4% de pobres, y hoy los argentinos que están en esa condición alcanzan un porcentaje casi idéntico, con el obsceno agregado que en ese mismo lapso las riquezas del país crecieron casi un tercio. Ese tercio de crecimiento no solo que no fue mejor distribuido, sino contribuyó a que la riqueza se concentrara en cada vez menos manos.
 
Nosotros cuestionamos al INDEC desde el ridículo anuncio que produce, con el que nos quiere hacer creer que en el mes de agosto de 2011, con 606 pesos una familia de cuatro personas puede alimentarse dignamente durante 30 días. No poseemos bonos CER, ni defendemos intereses políticos de poderosos países. Creemos en el relevamiento de precios que hacen nuestras compañeras y compañeros de los barrios, que nos suma el doble de esa cifra para que dos adultos y dos pequeños puedan comer durante un mes. Desde ahí sabemos que los argentinos pobres e indigentes son muchos más que los que quiere reconocer este gobierno que se dice progresista.
 
 
Isaac Yuyo Rudnik
Director de ISEPCI
Setiembre de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario