Cristina en el país de las maravillas
Cristina Fernández de Kirchner, al asumir para un nuevo mandato, en su discurso en el Parlamento, nos explicó a todos los argentinos y argentinas que la gestiones, primero la de su esposo y luego la de ella, nos sacaron del pozo para ponernos finalmente en un país de maravillas.
Todo lo graficó, la Presidenta, con innumerables datos y cifras, de los que no dijo su origen, pero en los que no era difícil ver en el orillo la prestigiada y creíble marca del Indec de don Guillermo Moreno.
De la inflación, ni una palabra; eso sucedía en el pasado. Que casi un cuarto de la población -y el 40 por ciento de los niños y jóvenes- esté todavía por debajo de la línea de pobreza, es un invento de las corporaciones. Que la economía tenga un mayor grado de concentración y extranjerización que ocho años atrás, es sólo una cuestión pasajera. Que gobernadores ultra kirchneristas sean cómplices de los que matan campesinos o aborígenes para expandir la producción de soja con terratenientes, son sólo efectos no deseados de un modelo económico nacional y popular; al igual que la contaminación ambiental de las mineras. Que la dirigencia del PJ que la acompaña gobernando provincias, intendencias o desde el gabinete nacional sea la misma que destruyó el país de la mano de Menem y Duhalde, tampoco es problema porque ella se encargará de diciplinarlos. Ni qué hablar de que en su gobierno haya corrupción, escandalosa en oportunidades. Esas son mentiras de los monopolios mediáticos.Sin negar las cosas buenas que han hecho las dos gestiones kirchneristas, del 2003 a la fecha, convengamos que Cristina vendió hoy en su discurso una ilusión. Un país que lejos está del real y, sobre todo, muy a distancia del que se podría haber construido con tantos años de bonanza.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur- Frente Amplio Progresista
www.htumini.com.ar
@Humberto Tumini
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